La crisis de financiación de las programaciones
estables de los espacios escénicos de proximidad ha llevado a buscar
modalidades de gestión que optimicen los menores recursos disponibles. Esto
está comportando una mayor cooperación público-privada y el abandono del caché
como régimen económico dominante para incorporar modalidades a riesgo
compartido.
Sin embargo, el debate sobre las modalidades de
gestión que facilitan una mayor eficiencia no debe distraernos de la necesidad
de otro debate aún más esencial: ¿para
qué debe servir esta magnífica red de infraestructuras escénicas que los
municipios han construido durante los años de bonanza y que ahora encuentran
dificultades para sostener?
Hay
que evitar la tentación política de cerrarlas o de entregarlas precipitadamente
al primer postor. Considero que así como el año 1979 el sector público
consideró que la mejor manera de fomentar el desarrollo de oferta escénica era
una fuerte inversión de recursos públicos, ahora debe encontrar un modelo de
espacio escénico de proximidad que integre las lógicas de servicio público y de
mercado que, a estas alturas, ya sabemos que no son antagónicas sino
complementarias.
Considero
que la misión de un espacio escénico
de proximidad sólo puede ser definida desde la lógica de servicio público y debe contemplar cuatro líneas de
acción:
a.
El espacio escénico de proximidad como infraestructura que acoge las prácticas escénicas de la comunidad
local, ya sean profesionales como amateurs o emergentes, de creación,
formación, difusión o exhibición. Los responsables culturales deben fomentar el
arraigo y desarrollo de las prácticas escénicas en su comunidad por su valor
público.
b.
El espacio escénico de proximidad como agente dinamizador de la formación de públicos. Para ello debe
desarrollar una oferta de programación y actividades educativas con públicos
jóvenes para contribuir a la creación de interés por las artes escénicas, a
formar sus gustos y su capacidad de disfrute, y a incorporar las prácticas
escénicas en su estilo de vida. Para ello puede operar a dos niveles: las
actividades abiertas con públicos familiares y las actividades concertadas con
los centros educativos.
c.
El espacio escénico de proximidad como “scenic community manager”.
La gestión y dinamización de la comunidad de espectadores debe llevar a los
responsables del espacio escénico a desarrollar estrategias para fomentar su
implicación y participación en la gestión de su actividad y a transformar su
condición de clientes en ciudadanos “empoderados”.
d.
El espacio escénico de proximidad como facilitador del acceso a la oferta escénica del mercado. Para facilitar
el acceso a la oferta de espectáculos del mercado profesional puede operar de
dos maneras: proveer una programación propia (con gestión directa o indirecta) o
ceder, de forma discriminada, el uso de las instalaciones a terceros para que
presenten allí sus espectáculos. En esta línea de acción es donde se pueden
integrar mejor las lógicas de servicio público con las de mercado.
Las tres primeras líneas responden a
la lógica de servicio público. Requieren poco presupuesto para atender los gastos
variables de actividad pero necesitan disponer de un pequeño núcleo de gestión
especializado en tres grandes ámbitos operativos: la gestión de las relaciones
con la comunidad escénica y los usos derivados de los espacios, la gestión
técnica de las instalaciones, y la gestión de las actividades de formación de
públicos.
La cuarta línea puede integrar la
lógica de servicio público con la de mercado. Esto significa que la oferta de espectáculos
profesionales se puede hacer con lógica de mercado, pero el titular del espacio
escénico debe regular su funcionamiento con lógica de servicio público. En
España ya existe una oferta profesional de producciones escénicas de calidad y
un tejido industrial con capacidad para crearlas, producirlas y explotarlas y,
por lo tanto, ya no es necesaria la intervención directa de la administración
como mediadora y proveedora de contenidos escénicos.
La lógica de servicio público puede operar
sobre la lógica de mercado a cuatro niveles:
a.
El espacio escénico cede el uso de sus instalaciones a
producciones escénicas que se ajustan a sus criterios de programación, nunca de
forma indiscriminada. El “programador” sigue ejerciendo sus funciones prescriptoras.
b.
El espacio escénico
asume la gestión de los servicios técnicos y de sala, con gestión directa o
externalizada, para asegurar la calidad de servicio.
c.
El espacio escénico gestiona en todo momento la relación con
sus públicos y colabora con el operador en sus acciones promocionales y de
comunicación de producto. Como que el riesgo de explotación lo tiene el
operador es lógico que se implique activamente en su promoción.
d.
El espacio escénico facilita la viabilidad económica de los espectáculos
invitados que tienen un coste superior a su potencial de recaudación aportando
un importe diferencial que evita su exclusión.
Este
es un aspecto clave que se está resolviendo de distintas maneras. Primero es
necesario saber cuál es el potencial de
ingresos de taquilla de un espacio escénico multiplicando (1) su capacidad
de aforo por (2) el precio medio de mercado de las entradas para cada tipo de
espectáculo, y aplicando (3) un % de ocupación potencial similar al más elevado
que se ha conseguido históricamente en espectáculos similares. Si el valor de
mercado de un espectáculo (su caché) es igual o inferior al potencial de
ingresos de taquilla, ésta ya es suficiente para cubrir los costes. Si el valor
de mercado de un espectáculo es superior al potencial de ingresos de taquilla,
en el contrato se puede establecer que el titular hará una aportación
compensatoria equivalente a este diferencial, aunque los riesgos de explotación
correspondan al operador.
Está
claro que el presupuesto anual necesario para hacer frente a estas aportaciones
diferenciales es muy inferior al que se necesita para contratar a caché, pero
no se trata sólo de una medida de ajuste presupuestario sino de la oportunidad
de cambiar el modelo de explotación de la oferta profesional. Considero que es
bueno que cada parte haga lo que les corresponde: el espacio escénico de
proximidad debe aplicar la lógica de servicio y el operador privado la lógica
de mercado, asumiendo los riesgos de explotación y participando en la gestión
de públicos.
Publicado en Artez
Junio 2012
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