Según los expertos, la crisis económica seguirá afectando negativamente a la mayoría de ámbitos de consumo en España durante el año 2010. Las estadísticas difundidas nos indican que las artes escénicas son un sector de actividad que hasta el momento no ha sufrido ninguna reducción de consumo. Si se mantienen las cifras de espectadores durante los próximos meses podremos considerar que en el periodo 1980-2008 no sólo hemos desarrollado públicos reactivos sino que hemos sido capaces de formar y consolidar ciertos hábitos de consumo en artes escénicas que nos permiten mirar al futuro con optimismo.
Los públicos se han convertido ya en el epicentro del sistema escénico, de la misma manera que hace tres décadas lo fueron la creación y la producción. Hay tres razones que avalan esta afirmación: los públicos son constitutivos del hecho escénico, los públicos son la principal razón que justifica la destinación de fondos públicos al desarrollo del sector, los públicos son el principal factor de sostenibilidad de las artes escénicas como sector productivo.
Aunque hay que revisar las políticas de precios nacidas bajo el paradigma del estado del bienestar, la necesidad de conseguir una mayor financiación privada no pasa básicamente por el incremento de precios sino por la captación de nuevos públicos y por el mecenazgo. Un alza compulsiva de precios sería, en estos momentos, un error irreparable. Trasladar la responsabilidad social de sortear la crisis a los abnegados públicos haría perder su complicidad y destruiría el trabajo hecho en tres décadas. En este largo periodo de crisis hay que ofrecer a los públicos fórmulas más económicas con el objetivo de ayudarles a mantener el mismo nivel de consumo, apostando por abonos “low cost” y otras buenas prácticas de gestión de públicos que permitan compensar la probable reducción de la oferta con el incremento del índice de ocupación.
No hay duda de que para incrementar el consumo hay que crear demanda, y para aumentar el interés por las artes escénicas siempre se ha dicho que hay que trabajar a dos niveles: a medio plazo a partir de estrategias educativas que incluyan las artes escénicas en el sistema personal de valores, y a corto plazo a través de los medios de comunicación para crear valor de contexto.
Estos nuevos retos son responsabilidad de todos (creadores, productores, programadores, responsables de políticas escénicas…). Pero quién tiene la responsabilidad de liderar estos procesos?
Publicado en el blog de Escenium 2010, foro internacional de las artes escénicas
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