Considero
que todos los proyectos escénicos, públicos, privados o del tercer sector,
deben buscar la obtención de beneficios,
ya sean económicos (en forma de
taquilla y de ingresos indirectos), sociales
(su impacto positivo en el desarrollo comunitario), artísticos (su aportación al desarrollo de las artes escénicas como
disciplina artística) o personales (disfrute
de una experiencia y desarrollo personal).
Los
promotores de proyectos escénicos, una vez elaborado el plan de negocio, deben
elaborar el plan financiero. Hay que
distinguir entre la financiación de la inversión
y la cobertura de los eventuales déficits
de explotación.
Las
fuentes de financiación para cubrir los eventuales déficits de explotación de un proyecto, podemos contar con la
taquilla y los demás ingresos que
aportan los beneficiarios directos, el patrocinio
y el mecenazgo que aportan particulares y empresas, y los recursos públicos a fondo perdido que
aporta la comunidad por el valor público de las prácticas escénicas. El
porcentaje de cada fuente dependerá de las características del proyecto y de su
valor público. Pero por la dimensión
pública de las prácticas escénicas será lógico que la mayoría de las veces la
comunidad aporte recursos para facilitar su viabilidad.
Los
instrumentos de financiación de las inversiones
escénicas son tradicionalmente los recursos propios, los créditos bancarios
y las subvenciones. Pero la reducción de fondos o la restricción de
aportaciones de los instrumentos tradicionales ha provocado que las pyme hayan
explorado las oportunidades que les ofrecen los que se denominan alternativos: los Business Angels, los préstamos participativos, el mercado bursátil
alternativo, el capital-riesgo, los préstamos bancarios intermediados (ICO) o
las sociedades de garantía recíproca. De todos ellos consideramos que los que
ofrecen más oportunidades a las organizaciones escénicas son los préstamos ICO, las SGR,
las entidades públicas de capital-riesgo
y los préstamos participativos.
Hay
que tener en cuenta que las necesidades financieras son distintas según la fase de desarrollo de un proyecto.
Podemos distinguir:
-
Fase de génesis: se requiere capital-semilla para financiar la fase
previa al inicio de la actividad. Los anglosajones llaman a este tipo de
financiación “Family, friends and fools”.
El alto riesgo de esta fase (llamada en la disciplina económica “valle de la
muerte”) no permite contar con productos financieros convencionales.
-
Fase de arranque: se requiere capital de personas que se impliquen emotivamente
en el proyecto y estén dispuestas a asumir altos
riesgos como los Business Angels.
-
Fase de crecimiento: se puede gestionar la
inversión temporal de entidades especializadas en capital-riesgo, preferentemente públicas, avales de las SGR o créditos participativos.
-
Fase de desarrollo o
expansión:
el riesgo es bajo por el grado de consolidación de la empresa, pero la
inversión en un nuevo proyecto se puede financiar a través del mercado de capitales o de estrategias
de concentración empresarial. Hay
que tener en cuenta que la aportación de capital por parte de terceros siempre
comportará una cierta pérdida de capacidad de decisión del promotor.
Para la concesión de préstamos muchas veces se requieren avales, pero las dificultades de las
pyme para conseguirlos han llevado a algunos sectores productivos a constituir Sociedades de Garantía Recíproca (SGR), entidades financieras que tienen
como objetivo facilitar a las pequeñas y mediana empresas el acceso al crédito
de bancos y cooperativas de crédito a través de avales que permiten tipos bajos y plazos largos. Las SGR
están reguladas por la Ley 1/1994 de 11 de marzo, sobre Régimen Jurídico de
las Sociedades de Garantía Recíproca. Están compuestas por socios partícipes, que pueden beneficiarse de los avales, y socios protectores que aportan recursos
económicos y no pueden superar, en conjunto, el 50% para garantizar su
independencia. En España hay SGR sectoriales y territoriales. Están asociadas
en la Confederación Española de
Sociedades de Garantía Recíproca (CESGAR) y cuentan con el apoyo de CERSA (Compañía Española de Refinanciamiento, S.A.),
una sociedad instrumental del Ministerio de Industria.
Los Business
Angels son inversores particulares que apuestan por proyectos
innovadores en su fase de arranque. Buscan beneficios económicos y la
satisfacción de motivaciones personales como el desarrollo del espíritu
emprendedor o la responsabilidad social. Aportan cuatro tipos de activos: capital (siempre inferior al del
promotor), experiencia
(asesoramiento), trabajo (colaboración
en determinados aspectos de la gestión) y contactos
(que aportan confianza para alcanzar acuerdos). Focalizan su actividad en
sectores innovadores, como las nuevas tecnologías, pero las prácticas
culturales también son motores de desarrollo económico en las nuevas economías
por su alta capacidad de innovación. Los Business
Angels conocen bien el sector donde operan y esto les permite ponderar el
potencial de desarrollo de un proyecto y asumir riesgos. La mayoría están
agrupados en redes para intercambiar conocimiento, existiendo en España más de
40 redes tanto de carácter general como ESBAN como autonómicas o sectoriales.
No hay un régimen fiscal específico para los BA pero desde el 2009 existe una
proposición no de Ley que apoya esta modalidad financiera que en EEUU ha
permitido arrancar a proyectos como Amazon, Google o Yahoo.
Habría
que ir transformando la cultura del
déficit por la de la viabilidad. La primera considera que las producciones
de calidad son minoritarias, generan déficit y requieren grandes inversiones
públicas. Hay que cambiar esta premisa derivada de las políticas culturales
ilustradas porque no responde a ninguna lógica objetiva de una sociedad
democrática. La cultura de la viabilidad nos llevará a ajustar la inversión a
su capacidad de recuperación a partir de una exploración previa de la demanda. Debemos
considerar la viabilidad económica de un
proyecto cultural como un valor
social y no un síntoma de banalidad y baja calidad. Habrá que explorar en
cada proyecto los instrumentos
financieros más adecuados (o sea, más asequibles y con coste más bajo) para
conseguir una financiación que los haga viables. Esta es una gran prioridad del
momento actual.
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