Lo de “nuevo” es relativo, porque todo está inventado. Me refiero a que es un concepto que marca una tendencia de futuro.
Cuando era Director de Cultura del ayuntamiento de Sabadell, una ciudad de 200.000 habitantes a 20 kilómetros de Barcelona, hice las cuentas y vi que me salía más barato pagar a todos los ciudadanos que quisieran el transporte y la entrada a teatros de Barcelona que mantener recintos escénicos propios y sostener programaciones estables. Me pregunté qué valor añadido tenían las programaciones escénicas en teatros de proximidad para justificar el sobregasto y me convencí del valor de la experiencia escénica compartida por la comunidad territorial.
Propongo categorizar los teatros en dos niveles: los teatros de centralidad y los de proximidad. Los de centralidad tienen una proyección supramunicipal y, en muchos casos, autonómica o estatal. Los teatros de proximidad tienen proyección local, sus públicos objetivo forman parte de la comunidad territorial.En esta perspectiva un teatro de proximidad debe buscar una explotación intensiva que justifique la importante inversión que ha significado y que permita la máxima rentabilidad social. También debe gestionarse con criterios de sostenibilidad, con un modelo financiero que permita su funcionamiento estable sin depender de la aportación de recursos por parte del titular.
Podemos definir cuatro grandes funciones de un teatro de proximidad:
1. La función simbólica. Un teatro es un “locus amoenus” que ayuda a la identidad, cohesión y desarrollo local, y que tiene un impacto local importante más allá de los beneficios particulares que supone para sus públicos asistentes. Desde un punto de vista económico es una inversión que tiene un elevado retorno.
2. Acoger las iniciativas escénicas de la comunidad. Un teatro es una infraestructura que sirve de vivero a las iniciativas escénicas de la comunidad local. Esta es una función que marca la diferencia con los teatros de centralidad, ya que la principal razón de ser de un teatro de proximidad es acoger las iniciativas de los creadores, formaciones y promotores locales, amateurs o profesionales, para facilitar su desarrollo.
3. Ofrecer una programación de proximidad. Un teatro debe ofrecer una programación escénica para formar y satisfacer los intereses de todos los segmentos de públicos potenciales. Esta programación debe estar dimensionada a la demanda y debe buscar no sólo su satisfacción sino también la formación y desarrollo de nuevos públicos.
4. Ofrecer un espacio de encuentro. Un teatro debe ofrecer un espacio de encuentro rico en estímulos escénicos que permita la captación de nuevos públicos. Esta función normalmente se cubre en el espacio de hall con servicio de cafetería, espacio de exposición, punto de información y actividades de “foyer” de pequeño formato.
Para conseguir la máxima sostenibilidad del teatro es necesario la diversificación de las fuentes de ingreso. Las más habituales son:
· la taquilla: todas las actividades, tanto las propias como las de terceros, tienen un coste. Es lógico que los participantes a las actividades colaboren en la financiación de los costes con una aportación económica. Aunque en el acceso a muchas actividades se apliquen precios políticos, los ingresos de taquilla deben cubrir por lo menos un tercio de los gastos variables.
· el patrocinio y mecenazgo: aunque en nuestro país no están arraigados, entre otros motivos porque no hay incentivos fiscales, en algunos proyectos escénicos se ha conseguido cubrir con patrocinio y mecenazgo una parte significativa de los gastos apostando por los micropatrocinios en forma de compra de aforos.
· la cesión de uso: esta actividad, además de facilitar el desarrollo de iniciativas escénicas de la comunidad, es una potencial fuente de ingresos de gran importancia. Es obvio que el uso de las instalaciones durante una franja de tiempo tiene un coste objetivable. Si usa la instalación una entidad escénica local sin afán de lucro se le puede exigir que se haga cargo de una parte del mismo (los consumos, la limpieza y otros gastos variables). Si usa la instalación una entidad con ánimo de lucro para su propio beneficio, se le puede requerir que pague una tarifa que cubra el coste y un margen de beneficio. El uso de instalaciones escénicas para usos particulares no es una función propia pero es una importante fuente de financiación que, en algunos casos, llega a significar más de un tercio de los ingresos.
Aunque muchos municipios tienen clara la cesión de uso de sus instalaciones (de forma gratuita o con participación económica) por parte de entidades sin afán de lucro, dudan de aplicar esta fórmula a compañías y productoras escénicas profesionales. Parece ser que el obstáculo es que son entidades con “afán de lucro”. Esto lo he tratado en un artículo anterior con el título “Las empresas escénicas de economía social y el interés público” publicado en Artez (número 157, mayo 2010) donde afirmaba que “las empresas escénicas que operan en el sistema público se basan en los principios de la economía social y tienen pleno derecho a percibir recursos públicos para conseguir sus fines si incorporan los valores del servicio público. La cesión de uso de las instalaciones escénicas de titularidad municipal a las empresas y organizaciones escénicas profesionales del entorno para la explotación de sus espectáculos y otras actividades tiene un doble beneficio:
· por un lado permite una mayor rentabilidad social de las instalaciones ofreciendo actividades de interés para la comunidad sin coste ni riesgo económico para el municipio.
· En segundo lugar favorece el desarrollo del tejido escénico profesional del entorno, que es un importante activo local, ya que muchas veces el acceso a infraestructuras públicas para muchas formaciones escénicas tiene más valor que una subvención.
En síntesis, podemos establecer los siguientes intervalos de uso o slots en un teatro de proximidad:
Es conveniente aplicar en el futuro este nuevo concepto de teatro de proximidad. El programador amplía sus funciones porque se transforma en un gestor cultural que gestiona los slots o intervalos de uso del teatro de acuerdo con las necesidades del entorno y las prioridades del equipamiento. La programación escénica profesional puede ser gestionada de manera directa o delegada a un operador especializado, buscando la máxima optimización de los servicios públicos, según las circunstancias. Pero la actividad de un teatro de proximidad va mucho más allá de la programación profesional que, en un modelo anterior, parecía su única razón de ser.
Un text molt interessant. Em sembla important, també, potenciar les relacions entre els teatres de centralitat i els de proximitat.
ResponEliminaTotalment d'acord Mariona. Els de centralitat han de proveir serveis als de proximitat...hi ha infinitat de possibles col·laboracions que en molts casos ja es donen.
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