En la actual etapa
democrática el sector de las Artes Escénicas, gracias al apoyo de las
Administraciones Públicas, ha podido desarrollar una oferta de calidad,
diversificada y accesible. Las políticas de oferta han activado rápidamente la
demanda latente y nos han mostrado unas estadísticas de espectadores que han
ido creciendo de forma sostenida hasta el año 2008 pero han captado públicos
reactivos e inestables debido a que no han ido acompañadas de políticas de
desarrollo estructural de la demanda. El sector, en el actual contexto
económico, tiene dos retos básicos: salvar la oferta -en el corto plazo- y
reforzar la demanda -en el medio plazo-. En este nuevo escenario los públicos
pasan a ser el principal factor de sostenibilidad del sistema escénico.
Las políticas de creación
de demanda se pueden desarrollar a través de varias estrategias: inducción de
primeras experiencias escénicas a públicos con demanda inexistente a través de
impactos promocionales; creación de valor de contexto a través de los medios de
comunicación social; y, sobretodo, incorporación de las prácticas escénicas en
el sistema personal de valores y hábitos de vida a través de la educación.
Los ciudadanos construyen
su sistema de valores de forma espontánea a partir de su experiencia vital,
especialmente durante la infancia y adolescencia, pero la educación pretende
incidir en la formación del sistema de valores para optimizarlos en la
dirección que cada sujeto educativo considere de interés.
La gran aportación que
puede hacer el sistema educativo en el desarrollo de las artes escénicas no es
en el ámbito del consumo sino en la creación de valor. Tal vez hacen falta
menos autocares trasladando niños al teatro y más prácticas escénicas de
creación en el espacio escolar, o un equilibrio interactivo entre ambas
prácticas.
Está claro que el sistema
educativo en España no apuesta por las artes escénicas. Los responsables de la
política educativa y la mayoría de docentes no otorgan valor educativo a las
artes escénicas. Pero hay una parte importante de profesionales de la educación
que las valoran mucho y estarían dispuestos a incorporarlas en su quehacer
diario si no tuvieran tantas restricciones y un poco de ayuda.
Esta afirmación se sustenta
en mi experiencia profesional como responsable de la evaluación que estamos
realizando en el Programa CaixaEscena de l'Obra Social de La Caixa. En este
programa participan más de 250 IES de varias ciudades y varios miles de alumnos.
El programa ofrece, a través de su portal web, recursos y ayuda para
desarrollar prácticas escénicas en el centro educativo. Los docentes que se
inscriben voluntariamente pueden descargar recursos escénicos de gran calidad
elaborados por profesionales reconocidos, recibir ayuda en la creación y
desarrollo de grupos de teatro con escolares, participar en actividades de
formación escénica on line y presenciales, y poder intercambiar recursos y
experiencias con los demás docentes que participan en el programa.
La evaluación ha mostrado
unos resultados óptimos en varios aspectos: mejora del rendimiento escolar por
el valor instrumental del teatro como didáctica participativa, mejora del clima
de grupo e integración de escolares en situación marginal, interiorización de
valores cívicos (respeto al otro, solidaridad, aceptación de la norma
colectiva, disciplina personal, etc.). Lo más sorprendente es que en muchos
casos el interés por participar en prácticas escénicas trasciende al contexto
escolar, es decir, que los alumnos que han participado en el programa se
interesan por las artes escénicas fuera del contexto escolar. Esto es
exactamente lo que queremos decir cuando hablamos de creación de demanda
estructural.
La presencia de las artes
escénicas en el sistema escolar no se puede resolver por la vida legislativa.
Sólo funcionará si ofrecemos a los docentes interesados por desarrollarlas en
su actividad profesional el apoyo necesario para que no se sientan solos y
tengan los recursos necesarios. En los grupos focales realizados con docentes
del Programa CaixaEscena muchos profesores nos han expresado que anteriormente
ya habían participado en prácticas profesionales o amateurs de teatro y que el
sistema educativo no les facilita, a pesar de su interés, seguir desarrollando
estas prácticas. A los alumnos les transmiten su pasión por el teatro, y esta
transferencia emotiva de valores es lo que hace que incorporen las prácticas
escénicas en su sistema personal de valores y busquen participar en ellas más
allá del contexto escolar.
Estas consideraciones son
compartidas por los responsables del Aula de Teatre de Mataró, un centro de
formación municipal que además de ofrecer actividad formativa desde hace más de
treinta años pone a disposición de los centros de secundaria profesionales
especializados en teatro que les ayudan a desarrollar prácticas escénicas en el
centro educativo, les facilita la participación en la programación escénica de
la ciudad y les invitan a presentar su producción en una muestra anual. El
impacto del Aula de Teatro en Mataró es sorprendente por las formaciones
escénicas que han surgido y por la creación de interés por las artes escénicas.
Ambas experiencias, y
muchas más que no he citado, avalan las oportunidades que ofrece el sistema
educativo para crear valor por las artes escénicas y desarrollar políticas de
creación de demanda estructural. La estrategia es apostar por los docentes
interesados y dispuestos a llevarlas a cabo en su práctica profesional.
Deberíamos darles un carnet para que les permita asistir sin coste a todas las
programaciones escénicas públicas y privadas del Estado porque son los
principales agentes de creación de nuevos públicos. Deberíamos poner a su
disposición recursos escénicos, espacios de formación e intercambio como los
que hemos citado para ayudarlos a crecer como especialistas en la formación de
valores escénicos y para que no se sientan solos en la lucha diaria contra los
obstáculos de la institución escolar. Creo que nadie duda de la importancia de
las políticas educativas para el desarrollo de hábitos culturales, pero los
casos relatados muestran una metodología que nos permite convertir el discurso
en realidad.
Publicado en Artez
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