A primeros de octubre el secretario de Estado de Cultura, José María
Lassalle, anunciaba en el Congreso de los Diputados que el Gobierno central
destinaba 6 millones de euros para una primera edición del programa Platea con
el objetivo de reactivar la circulación de espectáculos de artes escénicas en
los espacios de las entidades locales.
La propuesta se había formulado al Director General del INAEM en Mercartes
2010 y se pone en marcha cuando llevamos más de un año aplicando un IVA del
21%, medida fiscal que ha colaborado a la pérdida notable de espectadores, a la
reducción de ingresos de taquilla y a la destrucción de empleo. Ya antes de la
aprobación de la medida, y de forma permanente durante la temporada pasada,
hemos advertido al Gobierno que el incremento de fiscalidad era letal para el
sector. Los mensajes del gobierno, en boca de los responsables de Hacienda, han
sido de desprecio hacia las artes escénicas y, de repente, se sacan de la
chistera una partida importante para reactivar las artes escénicas. Aunque
tengo dudas sobre las intenciones latentes de esta iniciativa surgida de un
gobierno que no apuesta por la cultura, tengo que reconocer que es una medida
que puede brindar oportunidades positivas para el sector.
El Director General del INAEM, Miguel Angel Recio, cuando presentó la
propuesta dijo que el proyecto cumple tres objetivos básicos de la Secretaría
de Estado: facilitar el acceso a la
cultura, crear empleo y fomentar la creación española. Cubriendo el riesgo
de explotación quiere facilitar que los teatros municipales vuelvan a ofrecer
una programación diversificada, estable y de calidad. El alcance es
significativo: 1.200 representaciones de 200 compañías en 150 teatros
municipales. No hay subvenciones, el dinero es para activar la contratación.
Me surgen algunas dudas. La primera es a
quién hay que dar el dinero público disponible. A veces se da a los
creadores, a veces a los productores y en esta ocasión a los exhibidores. La estrategia
de Platea se basa en que una mayor capacidad de contratación de los espacios
escénicos municipales incentivará la producción y, de forma indirecta, la
creación. El dinero se dará a los ayuntamientos, no a los ciudadanos
espectadores. No me parece mal que sean los proveedores, como mediadores entre
oferta y demanda, quienes administren los fondos públicos. Creo que el programa
permitirá conseguir satisfactoriamente el segundo y tercer objetivo expresados
por Recio (la creación de empleo y el fomento de la creación) pero tengo mis
dudas de si facilitará el acceso a la cultura.
Lo de
facilitar el acceso a la cultura es una frase bonita, pero vacía.
Después de castigar a los espectadores con una reducción progresiva de
programación en cantidad y calidad durante 3 años, ahora mejoraremos la oferta
escénica. Tengo dudas de si hay que
centrar aún los recursos públicos en el desarrollo de políticas de oferta. Los
especialistas dicen que las políticas de oferta activan la demanda latente pero
no crean nueva demanda. Además, las medidas coyunturales como el programa
Platea no inciden de forma importante en el consumo de los públicos regulares
de los espacios escénicos, tal como concluye María José Quero en sus estudios sobre el valor del compromiso como
principal factor de continuidad de consumo. Las políticas de oferta focalizan
sus efectos sobre los públicos ocasionales, los que no han generado hábitos de
consumo y reaccionan ante las oportunidades de su entorno. Los espectadores
ocasionales son muy importantes, pero son reactivos y volverán a desaparecer
cuando se vuelva a reducir la oferta por algún motivo.
Ya es hora de
empezar a desarrollar políticas de demanda! La gestión de públicos es la
asignatura pendiente de los espacios escénicos municipales. Desaprovechamos
otra gran oportunidad para dar un primer paso estructural. El INAEM podría
haber puesto como condición para que los espacios escénicos se puedan adherir
al programa la existencia de equipos de gestión profesionales en los que por lo
menos una persona de dedique a la gestión de públicos con metodologías y
herramientas adecuadas. Podría hacer incentivado políticas de concentración
territorial de oferta para generar economías de escala como algunos municipios
han empezado a realizar para optimizar sus recursos. Podría haber condicionado
que una parte de este dinero se destinara a la programación familiar y escolar,
la oferta que mejor desarrolla públicos. Nada de nada. Los únicos objetivos
reales son el segundo y el tercero. Los públicos tendrán que esperar a que
algún gobierno se de cuenta de que sin ellos la actividad escénica sólo se
mantendrá con medidas proteccionistas.
Doy mi enhorabuena al Director General del INAEM que ha conseguido recursos
para el sector en tiempos adversos. Me alegro por todos los agentes de la
cadena de valor: los creadores, los productores, los distribuidores y los
exhibidores. Me alegro por todos los que nos encontramos cada dos años en
Mercartes para dinamizar el mercado. Pero
en esta fiesta de los 6 millones me falta alguien: los públicos! Como que
no están vertebrados en asociaciones ni federaciones no pueden formular sus demandas,
pero alguien podría pensar en ellos! Llevamos muchos años con políticas basadas
en el paradigma de la democratización cultural, a pesar de que en nuestra sociedad tecnológica los espectadores empiezan
a formar comunidades dispuestas a participar activamente en la gestión de las
prácticas escénicas.
Jaume Colomer
Publicado en Artez
www.artezblai.com
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