Con el tiempo sabremos si el Programa
Platea ha sido una buena medida táctica por el hecho de inyectar dinero en
un sector debilitado por los recortes y el IVA cultural. Su objetivo es asegurar el pan para hoy. Si lo consigue
frenará la pérdida de mercado y la reducción de músculo empresarial. Parece una
medida coyuntural de efecto inmediato que puede beneficiar, en primer lugar, a
las compañías y empresas productoras y, en segundo lugar, a los espacios
escénicos y a sus públicos.
En los años precedentes el sector se ha desarrollado practicando el tacticismo. No ha habido nunca un plan estratégico de sector sobre el que se
construyeran las políticas escénicas. Los únicos intentos conocidos, el Plan General del Teatro y el Plan General de la Danza, se han
quedado en un documento del que ya ni se acuerdan las entidades que
participaron en su elaboración. No se han desarrollado sus medidas ni se ha
puesto en marcha la comisión de seguimiento.
Durante estos años el sector ha tenido, en cambio, diversos líderes empresariales e institucionales que,
en varias circunstancias, han sido capaces de consensuar las medidas tácticas
que había que aplicar para resolver las necesidades más inmediatas. Este modelo
de desarrollo ha aportado, en la mayoría de casos, resultados satisfactorios,
por lo que no se ha visto la necesidad de cambiar de modelo y planificar el
futuro elaborando una estrategia colectiva a medio o largo plazo como han hecho
otros sectores productivos
Las políticas escénicas vigentes, a pesar de los recortes, siguen dando pan
a los operadores. Pero tal vez es
urgente que las instituciones públicas abandonen el proteccionismo, que
genera dependencias muy rentables, y empiecen a proporcionar tierras, semillas,
agua y abono a un sector que hasta el momento se ha desarrollado recolectando fruta
y ha consolidado un estilo de vida centrado en el presente. Pasar de un modelo
económico basado en la recolección de ayudas y contratos públicos para
dedicarse al cultivo autónomo de productos escénicos y a la gestión de públicos
le permitirá generar excedentes que aseguren el futuro.
El cultivo de
semillas puede garantizar mejor el pan para mañana que un modelo recolector. Pero hay que
elegir bien las semillas y cultivarlas de manera adecuada en función de lo que
queramos recolectar y de las circunstancias. Para su elaboración propongo un
proceso basado en cuatro fases:
a. Analizar los factores que han sido
determinantes en el desarrollo del sector durante las tres décadas anteriores. Apunto tres factores
que han sido claves aunque hay muchos más: la construcción de espacios
escénicos y el sostenimiento de programaciones estables por parte de los
municipios, el desarrollo de tecnologías de ticketing a distancia que aumentó
notablemente la accesibilidad a las programaciones, y el desarrollo de tejido
empresarial y de estructuras profesionales de producción.
b. Analizar las tendencias de los mercados locales e
internacionales para identificar oportunidades y facilitar el
establecimiento de alianzas con otros operadores.
c. Identificar los factores que pueden ser clave para construir
un modelo de desarrollo satisfactorio en un contexto con menor protagonismo
de las instituciones públicas y más vinculado al mercado.
d. Ofrecer una plataforma de debate abierto a todos
los agentes del sector para construir suficiente consenso sobre el marco de desarrollo y sobre la
orientación que deben tener a partir de ahora las políticas escénicas de
las instituciones públicas.
Se podría iniciar la reflexión a partir de las siguientes preguntas:
1.
¿El producto
escénico concuerda con los gustos, estéticas y formatos de los espectadores actuales?
Las prácticas
escénicas se construyen sobre estéticas y formatos vigentes en una comunidad
cultural. Si la revolución digital ha impactado en nuestro estilo de vida y
está cambiando radicalmente nuestros intereses y formas de consumo, tal vez se produzca
un desencuentro entre las propuestas de los creadores y los intereses de los
públicos. ¿Los formatos, ritmos y estéticas siguen vigentes? ¿Los espacios
escénicos a la italiana son ya extemporáneos? ¿Cuáles son los elementos en que
se basa una experiencia escénica? ¿Puede haber experiencias escénicas no
presenciales?
2. ¿Hay que cambiar radicalmente el
modelo de gestión de públicos?
Los modelos de programación basados en el paradigma de la descentralización
cultural consideran a los espectadores simplemente como consumidores culturales
y los espacios escénicos se constituyen en proveedores de contenidos de
excelencia. La comunicación es unidireccional y la relación transaccional. Tal
vez se debería considerar a los espectadores como una comunidad de intereses y
concebir la programación como resultado del diálogo. Tal vez se debería
entender que las prácticas escénicas son una gran ocasión de compartir los
anhelos individuales para construir un alma colectiva.
3.
¿Qué
oportunidades ofrecen las nuevas tecnologías en las experiencias escénicas y en
su gestión?
El sector no tiene claro cómo debe usar las nuevas tecnologías en su
quehacer diario. Si hace un par de décadas el ticketing electrónico permitió un
incremento notable de espectadores y una mayor visibilidad social, ¿porqué no
exploramos a fondo qué oportunidades nos ofrece internet y el desarrollo
tecnológico en la creación, producción, distribución, comunicación, márketing y
gestión de propuestas escénicas? ¿Porqué no inundamos el mercado con apps que hagan omnipresentes las
propuestas escénicas en la cotidianidad de los ciudadanos? ¿Porqué no transformamos
nuestros espectáculos en videojuegos para llegar a nuevos públicos? ¿Nos da
miedo la digitalización?
4.
¿Cuál es el
modelo óptimo de financiaciación de las artes escénicas en el nuevo contexto
económico?
Durante tres décadas nuestros gobernantes nos han dicho que las
instituciones públicas pagarían las propuestas escénicas que fuéramos capaces
de producir o de programar si seguíamos ciertos rituales de solicitud y
justificación. De repente nos dicen que se toman un descanso y que nos
busquemos la vida. Estamos dispuestos a aceptar el reto sabiendo que debemos
mirar al mercado. Los anglosajones de esto saben un rato, pero no podemos
aplicar miméticamente sus fórmulas en nuestras latitudes. Sin embargo podemos
analizar lo que hacen y cómo lo hacen para construir un modelo de financiación
acorde con nuestro cromosoma cultural. Lo que no podemos es no tener un modelo
de financiación.
De la reflexión conjunta deben surgir estrategias
sectoriales, y las políticas escénicas deberían construirse a partir de
ellas para conseguir efectos sinérgicos y no de forma reactiva y espontaneista
como la mayoría de las actuales.
¿Quién puede liderar el proceso?
No soy capaz de imaginarlo. A veces me siento predicando el futuro a outsiders que viven su presente buscando
el pan que les permite sobrevivir con los cascos puestos y escuchando música a
todo volumen. Acepto que si los responsables del sector no están por planificar
el futuro sus razones tendrán y acabaré comiéndome las semillas, una a una,
mirando al mar y recitando mi soliloquio.
Jaume Colomer
Publicado en Artez www.artezblai.com
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