Producción escénica pública: dudas, beneficios y estrategias
El ministro de cultura José Guirao se estrenó el 13 de julio en la Comisión de Cultura del Congreso de Diputados con una intervención en la que anunció que las unidades de producción el INAEM “son instrumento y embajadores de creación para todo el territorio” y que quiere “reformar el INAEM para potenciar en todo el sistema giras nacionales e internacionales y que las producciones recorran todo el territorio nacional”.
El INAEM, creado el 1985, tiene varias unidades de producción escénica. El 1978 se creó el CDN a iniciativa de Adolfo Marsillach aplicando un modelo de política teatral inspirada en los Centres Dramatiques Nationaux (CDN) de Francia creados a partir de 1946 “para la concepción, fabricación y producción de obras teatrales dirigidas por uno o más artistas comprometidos en el campo teatral”. En Catalunya, a partir del año 2005, empezaron a funcionar los CAE (Centres d’Arts Escèniques), estructuras de producción pública descentralizadas por el territorio con participación mayoritaria del gobierno autonómico.
El ministro no duda de la necesidad de que el INAEM siga produciendo espectáculos. ¿Qué argumentos sustentan la necesidad de producción pública en artes escénicas?
· Desde la perspectiva liberal no tiene sentido que el Estado produzca y explote espectáculos porque es una forma demasiado agresiva de intervención en el mercado de los bienes culturales, además de que los costes de producción son muy elevados y fagocitan los siempre escasos recursos financieros asignados a las artes escénicas. Desde esta perspectiva la producción escénica debería estar exclusivamente en manos de operadores de la sociedad civil, con ánimo de lucro o sin él.
· Desde otras perspectivas es necesario que se produzcan espectáculos concebidos como servicio público para evitar que los más de 700 espacios de exhibición públicos de España se vean obligados a contratar exclusivamente espectáculos pensados y producidos en lógica de mercado. Desde esta perspectiva la producción escénica debería ser el resultado de la concurrencia del sector público y el sector privado.
Dejando, de momento, aparcado el debate ideológico, podríamos considerar que lo que da sentido a la producción pública es que garantiza a los ciudadanos el acceso a producciones escénicas no supeditadas a su viabilidad de mercado: obras de autores o lenguajes innovadores, dramaturgias de autores poco conocidos, obras con intención y valor educativo, obras que refuerzan la memoria histórica y ayudan a construir la identidad de las comunidades territoriales, etc.
Aunque también se puedan conseguir estos objetivos incidiendo en la producción privada a través de políticas de fomento, si aceptamos provisionalmente este argumento, debemos plantearnos qué estrategias de las unidades de producción pública comportan mayores beneficios para los ciudadanos.
Planteamos y valoramos cuatroopciones estratégicas:
a. La producción en solitario. Requiere, en general, una notable inversión y consigue unos bajos ingresos de explotación. Normalmente se realiza de forma directa la producción ejecutiva. Es la opción más arriesgada y sólo está al alcance de algunas administraciones autonómicas y de organismos estatales.
b. La coproducción con productoras y compañías privadas. Con una aportación del 51% o superior sobre la inversión necesaria, se tiene mayoría en la toma de decisiones sobre las obras a producir (para garantizar el interés público). La producción ejecutiva se puede dejar al coproductor privado para conseguir más agilidad y reducción de costes. La explotación del espectáculo, en manos del coproductor privado después de su presentación en el espacio propio de exhibición, puede conseguir mayores ingresos de explotación que se destinan a aumentar el saldo de la partida de inversiones. Es la opción más eficiente.
c. La coproducción con espacios escénicos municipales. La unidad de producción lidera una producción mancomunada con varios espacios escénicos municipales que aportan un capital proporcional a su capacidad financiera y que, a cambio, programan la obra sin coste en su espacio de exhibición. Es una fórmula de economía colaborativa entre municipios que refuerza los vínculos de cooperación local.
d. La coproducción con artistas y compañías residentes. Si la unidad de producción presta servicios de apoyo a la creación y acoge artistas o compañías en residencia, puede proponerles una coproducción, presentarla en el propio espacio de exhibición y distribuirla después a terceros. Es una fórmula muy eficaz de apoyo a la creación y producción escénica de operadores emergentes.
Seguramente la mejor política de producción de una unidad pública es la combinatoria equilibrada de estas modalidades a partir del análisis de prioridades y oportunidades. Pero es conveniente que nos sigamos preguntando si tiene sentido la producción escénica pública en la sociedad actual.
Jaume Colomer
19.08.2018
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